Salvando A Molly
Fue un sábado en el mes de abril cuando llegué al trabajo que el guardia de seguridad me indicó que había un perro atropellado del otro lado de la calle. Al acercarme me encontré con una triste escena. Una perrita desnutrida y temblando de frío me miraba desconcertada con un semblante vacío y lleno de dolor. El corazón se me quebró. Regresé a la oficina a buscar comida y un recipiente con agua. Después de comer un poquito, la perrita se arrastró jadeando y se quedo debajo de un carro estacionado. Le indiqué al guardia que la cuidara mientras yo me las arreglaba para ver que podía hacer para ayudarla. Me preocupaba que el dueño del carro debajo del cual la perrita se había refugiado no la mirara y la atropellara de nuevo. Después de tres horas y sin poder concentrarme en el trabajo, con la ayuda de otro compañero, decidimos subirla al carro y llevarla al veterinario. Ya miraríamos después dónde colocarla para su recuperación aunque temía que el doctor nos dijera que había que ponerla a dormir debido a la gravedad de sus heridas.
El veterinario nos indicó que la perrita estaba muy débil y que tenía un desgarre en la pata trasera derecha. Le aplicó un antibiótico y vitaminas y nos dijo que necesitaba descansar durante 3 semanas para que el desgarre se curara por sí solo. Así que volvimos a subirla al carro y la trasladamos a un hogar temporal en donde recibiría las atenciones que necesitaba.
Y así fue como le cambió la vida a Molly (su nombre oficial después del rescate). Con el tiempo, se recuperó del todo, ganó peso y empezó a confiar en las personas. Gracias al buen corazón de la gente que comparte el amor y la solidaridad hacia los animales Molly fue esterilizada, vacunada y en el mes de Noviembre viajará a Filadelfia, Estados Unidos con Valerie Harteg que la conoció, se enamoró de ella y se comprometió a darle un hogar permanente. Mientras llega ese día, cuido de Molly y la saco a caminar todos los días. Hoy brinca, da vueltas, juega y mueve su colita cuando las personas se acercan a ella para mimarla. Se que la voy a extrañar cuando se vaya, pero también se que en donde esté, terminará sus días llena de amor con las personas que le brindarán una segunda oportunidad.
Que historia tan linda! Se ve que Molly es muy feliz! Amar la vida es tambien amar a los animales y a todo ser que vive. Muchas gracias por compartir como le cambió la vida a esta perrita tan linda! Actuando es la forma en como se hace la diferencia y este es el ejemplo perfecto. 🙂