Aprendamos a Darle Buen Trato A Los Animales
Actualmente se encuentran miles de perros abandonados y perdidos en las calles, aguantando hambre, sed, enfermedades y las inclemencias del tiempo. Lo lamentable es que en un alto porcentaje, han sido abandonados por sus dueños o sencillamente los echaron a la calle. Actos infames y crueles, todos sabemos que los animales domésticos y en especial las mascotas necesitan de los seres humanos para sobrevivir.
Existen además otras formas de crueldad y de mal trato hacia los perros, por ejemplo: mantenerlos encadenados o en espacios ridículamente reducidos. La privación de libertad equivale a una tortura permanente. Ellos no pueden expresar lo que sienten, pero el encadenamiento o el enjaulamiento les provoca sufrimientos físicos y emocionales, les cambia el carácter y se tornan amargados y agresivos.
Otros, dejan a sus perros en las terrazas de las casas, sin siquiera un techo para protegerlos del sol y de la lluvia. Ese “exilio” les causa además sentimientos de tristeza y depresión porque ellos son gregarios por naturaleza y les gusta estar cerca de sus amos como una sombra.
Mal trato es también, no curarlos cuando se enferman. La mayoría de veces no es por falta de recursos económicos sino por inconsciencia, falta de compasión y de amor, por una tacañería ofensiva o por conceptos primitivos de que “son animales”, creyendo quizás de que no sienten.
Muchos no se preocupan siquiera por brindarles una alimentación adecuada. Lo que hacen es tirarles unacuantas tortillas o panes, pero estos no contienen los nutrientes esenciales. Una mala alimentación debilita sus defensas y los predisponen. A distintas enfermedades, incluyendo el llamado “jiote” o sarna. Tampoco les dan agua, o lo hacen solo cuando se recuerdan sin comprender que el agua limpia debe de ponérseles todos los días en forma fija. Otros, juegan con las sentimientos de los animales, los adquieren y después fácilmente se libran de ellos al darse cuenta que no era lo que deseaban o que no tienen el tiempo de cuidarles correctamente. No se salvan tampoco los que lucran con su dolor, se dedican a reproducirlos para venderlos como mercancías, sin importarles su destino.
El error más común es que dejan irresponsablemente que tengan descendientes, al no evitarlo en el periodo de celo, mucho menos esperar que paguen operaciones de esterilización, y en el peor de los casos, se empeñan en buscarles parejas. En un país como el nuestro, en donde existe una marcada sobrepoblación de animales y gran parte de ellos sufren por las calles, tener grandes camadas de descendientes implica un problema social y una gran dificultad para encontrarles hogar. Lo más seguro es que al regalarlos, la mayoría llegan a manos de gente inconsciente e inculta que les van a dar malos tratos y finalmente terminan en la calle.
Es este un tema para reflexionar, aprendemos a amar a nuestras mascotas.